Pedido de Misas

La celebración eucarística es la fuente y cima de toda la vida cristiana (Concilio Vaticano II, LG, 11)

«Considerando [Judas Macabeo] que a los que habían muerto piadosamente les estaba reservado un magnífico premio, recogió dos mil dracmas de plata entre sus hombres y las envió a Jerusalén para que ofreciesen un sacrificio de expiación por los muertos, para que fueran liberados del pecado (Cfr. 2 Mac 12, 43-46)

La Eucaristía es un misterio que supera nuestro pensamiento

y puede ser acogido sólo en la fe

¿Cuánto tiempo le dedicas a Dios?

Vive la Santa Misa como si fuera la primera, la única y la última

¿qué es la santa misa?

Para entender lo que es la Misa es indispensable tener ideas correctas acerca de Dios: de su existencia, naturaleza, operaciones, en especial, reconocer que es espíritu puro, libre, personal, providente y trascendente. Quien no tenga ideas correctas acerca de Dios, nunca sabrá lo que es la Misa.

El segundo gran enemigo de la participación eucarística es la falta de amor, sea por desconocer su verdadera naturaleza, sea por ser egoístas, sea por no saber obrar por amor. Los tales están incapacitados para poder entender lo que es la Misa, ya que la Misa es un inmenso acto de amor de Dios a nosotros, y, como consecuencia, debe ser un gran acto de amor de nosotros a Dios.

días al año
días cada mes
días a la semana
cada día

amor con amor se paga

Por ello es difícil enseñar la participación en la misma por medio de normas
«El amor de Dios no es algo que pueda aprenderse con unas normas y preceptos. Así como nadie nos ha enseñado a gozar de la luz, a amar la vida, a querer a nuestros padres y educadores, así también, y con mayor razón, el amor de Dios no es algo que pueda enseñarse, sino que desde que empieza a existir este ser vivo que llamamos hombre es depositada en él una fuerza espiritual, a manera de semilla, que encierra en sí misma la facultad y la tendencia al amor. Esta fuerza seminal es cultivada diligentemente y nutrida sabiamente en la escuela de los divinos preceptos y así, con la ayuda de Dios, llega a su perfección»
San Basilio Magno

la Misa dice relación esencial al Sacrificio de Cristo en la Cruz

Tres son las cosas esenciales y principales del sacrificio:

la víctima

Que se inmola, Jesucristo, con su cuerpo entregado y su sangre derramada bajo las especies sacramentales.

Es el Sacerdote principal que sacrifica y se ofrece a sí mismo, como debemos entender en las mismas palabras de la consagración «Éste es mi Cuerpo… éste es el cáliz de mi Sangre…», «que se profieren in persona Christi que habla, para dar a entender que el ministro al hacer el sacramento no hace otra cosa más, que decir las palabras» (S.Tomás de Aquino, S. Th., III, 78, 1)

la oblación

Puesta por el mismo Jesucristo en la Cruz: «No ofrecemos otra oblación que la que Cristo ofreció por nosotros; esto es, su sangre. No es otra cosa, sino la conmemoración de aquella Víctima que Cristo ofreció» (S. Tomás de Aquino, In Epist. Ad Heb., 10,1).

la inmolación

Siendo uno y el mismo el Sacerdote, una y la misma la Víctima, una y la misma la Oblación del Sacrificio de la Cruz y del sacrificio de la Misa, una y la misma la inmolación, el sacrificio de la Misa es esencialmente el mismo Sacrificio de la Cruz.

Por todo esto, es una verdad de fe definida que en cada Misa se hace presente, reiterándose, lo que ocurrió en el Cenáculo la víspera de la Pasión del Señor, y se perpetúa lo que ocurrió en la cima del Calvario.

Proces

Cada Santa Misa

Tiene el mismo valor infinito que tuvo el Sacrificio de la Cruz

  • Para ofrecer a Dios la mayor forma de adoración
  • Para agradecerle todas sus bendiciones
  • Para expiar nuestros pecados, recibir el perdón de los pecados veniales y ser preservados de futuros pecados
  • Para acrecentar nuestra unión con Dios
  • Para fortalecer la unidad de la Iglesia
  • Para obtener todas las bendiciones que deseamos (si lo que deseamos está en la voluntad de Dios)
  • Para ayudar a las almas del purgatorio y acortar nuestro propio tiempo allí
  • Para resguardarnos de todos los peligros del alma y el cuerpo
  • Para ser consolados a la hora de la muerte, porque en ese momento Su memoria será nuestra mayor consolación
  • Para interceder por nosotros ante el justo trono de Dios
  • Para traer a la tierra las bendiciones de Dios
  • Para entender mejor lo grande y sublime de la Pasión de Cristo y así, incrementar nuestro amor por Él

El Sacerdote celebrante puede aplicar u ofrecer a Dios cada celebración de la Santa Misa por intenciones particulares: tanto por los vivos, como por la salvación eterna de los difuntos (cf. Código de Derecho Canónico, c. 901; Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1371, 958, 1689, 1032, passim).

En cada celebración de la Eucaristía se actualiza sacramentalmente el sacrificio de Cristo en la cruz, su muerte y resurrección, que, en el Espíritu Santo, se ofrece a Dios Padre por la salvación del mundo.

Todo cristiano puede encargar al Sacerdote que aplique la Misa por una determinada intención particular. De hecho, es una de las mejores obras de caridad que podemos hacer por un amigo o familiar vivo o difunto, y aún por sí mismo. Aún la más grande de las obras buenas que podamos hacer no tiene comparación con la Misa, dado que Dios mismo nos ha dejado el Santo Sacrificio de la Misa como medio perfecto de unir las almas a sí mismo.

Las Misas Gregorianas son  30 Misas consecutivas ofrecidas exclusivamente por el alma de una única persona fallecida. Esta costumbre se remonta al Papa San Gregorio Magno (590-604), quien la hizo popular merced a una historia referida en sus Diálogos. Allí relata que Justus, monje fallecido en el convento de San Andrés en Roma, por quien San Gregorio había ofrecido la Misa durante 30 días consecutivos, acabada la treintena se apareció a sus compañeros monjes vivientes y les anunció que había sido librado de las penas del Purgatorio. Siguiendo este hecho significativo, la Iglesia siempre ha tenido en gran aprecio esta preciosa práctica espiritual.

La misa no tiene precio. Pero desde los orígenes los fieles han querido participar en la eucaristía con donativos en especie o con dinero. De esta manera se agradece la oración de la Iglesia y se ayuda al sustento de los sacerdotes y al mantenimiento del templo y de toda la iglesia.

La persona hace una donación, llamada estipendio, a un sacerdote o Comunidad Religiosa para la celebración de la Misa por una intención específica.

Al hacer este ofrecimiento, la persona se une más íntimamente a Cristo quien se ofreció asimismo en la Sagrada Hostia, para obtener así frutos más abundantes. (Carta del Papa Pablo VI “Firma in Traditione” el 13 de junio de 1974).

El ofrecer un estipendio es también una manera en la que el católico contribuye al servicio del sacerdote de la diócesis o comunidad religiosa.

Es por eso que solicitamos 300 euros.

La Misa Gregoriana se ofrece exclusivamente por el alma de la persona difunta por treinta días consecutivos, durante los cuales el sacerdote celebrante no puede aplicar Misa por otras intenciones estipendiadas. Por ello es que se suele solicitar una ofrenda: para ayudar al sustentamiento del sacerdote en su tarea pastoral y su vida cotidiana durante esos días (la ofrenda equivale a lo que se daría por treinta misas individuales). Lo cual equivale a 300 Euros.

Ofrecer Misa por nuestros queridos difuntos es una de las obras más hermosas de misericordia espiritual; por ello le pedimos que, aunque no pueda efectuar una contribución económica, igualmente nos envíe el nombre de la persona por la que desea que recemos usando este formulario. Su pedido será incluido en la intención común de oraciones de nuestra comunidad.

Si no, también puede pedir una misa estipendiada única por otra intención sin que necesariamente sea una misa gregoriana.

CONTÁCTENOS

Si desea solicitar una Misa Gregoriana, por favor, complete el formulario que se encuentra mas abajo

Una vez realizada la solicitud, le enviaremos un e-mail a su correo electrónico infromándole sobre el sacerdote que celebrará la Misa y la fecha de inicio de la misma.

+962 7 7664 4550
mon.maghtas@ive.org